Jaime Vándor
Estudio,
selección y notas de Carlos Morales.
(En
preparación)
Jaime Vandor
(Austria, 1933 – España, 2014)
Hijos
31 de octubre de 1993
Ya sé que sufrís cuando
sufro
y lleno la habitación
hasta no caber
de mí mismo.
Ya sé
que os ahoga
mi
densidad
conozco
eso y vuestra
impaciencia
vuestras
ganas de abrir
la
ventana –
Korczak,
borboto,
decís
ya sé, papá.
Aún
vuestro no saber os pesa,
por
favor ahora no,
de qué
sirve, reconócelo
mas no
puedo refrenarme
egoísta,
lacerado
me
arrimo para descargar
mi
oneroso pesar en
hombros
de juventud.
Miradas
suplicantes déjanos ir
Por
qué, papá, siempre tan dramático
lo que
sea pasó hace ya mucho tiempo
Y es
cierto. Me recrimino
queréis
volar y yo os mojo las alas
no
importa que las lágrimas fluyan
–grietas
demasiado conocidas–
hacia
adentro.
Por
Dios no tracéis esta línea
Yo
también sé reír en otros momentos
sois
testigos
también
yo comparto, creedme,
la
alegre inconsistencia
os juro
que puedo ser normal
como cualquier
otro que nada sabe
ni
piensa ni recuerda ni
Pero
hay horas en que me rinde
la roca
lúgubre
no es
el águila que picotea,
es el
cuco, ojo mudo
avasalla
el cerebro
y
vosotros impotentes
estáis
tan lejos –
felizmente
a salvo.
Mis
palabras no os llegan
como no
os llegan mis latidos
por más
que os lleve dentro de mí
(nadie
me absolverá de esa asintonía)
entiendo
pero no me consuela:
ramas
os mece la brisa y a la flor
qué
habrían de importarle
las
añejas anillas del tronco
No se trata
de saber
en esto
estamos de acuerdo
vuestro
torrente y mi río
corren
hacia eras distintas
salta
el vuestro, espeso el mío
me
arrastra aguas arriba
sería
ésa mi auténtica patria?
Hijos
del dolor
no es
culpa vuestra
mi
reloj asigna lejanos lutos
duelo
de personas que ni he conocido
manecillas
enloquecidas me hostigan
¡ay,
ruta solitaria!
y esta
alforja de plomo...
...idos,
idos, ya hablaremos,
si no
me molesto,
claro
que hallaremos
el
momento propiciado
y yo
mismo seré otro
mañana.
Suave,
mohína se cierra la puerta
vuelvo
a quedarme
y más
que antes, solo.
Qué
oscuridad sin vosotros
qué
frío de repente
qué
simas sin eco.
Ya no
sé, es Korczak
quien
me aplasta o la ausencia
mejor
cerrar los ojos
mientras
sigue sofocante
esta
densidad
cuando
lleno la habitación
hasta
no caber
de mí
mismo.
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Querría
vuestro perdón pero ya no estáis.
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© De los poemas, Jaime Vándor
© De Negra leche del alba, El Toro de Barro.
En caso de reproducción, rogamos se cite la autoría.
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