sábado, 16 de febrero de 2019

«De la oscuridad», de Gertrud Komar



Gertrud Kolmar
(Berlín, 1894 –Auschwitz, 1943)

De la Oscuridad
Traducción de Berta Vias Mahou


(En preparación, por Carlos Morales)



De la oscuridad vengo yo, una mujer.
Llevo un niño, ya no sé de quién;
en otro tiempo lo supe.
Pero no hay más hombre para mí...
Todos se han hundido a mi paso, como un riachuelo
que la tierra bebió.
Avanzo más y más lejos.
Porque quiero alcanzar las montañas antes de que se haga de día,
y ya se apagan las estrellas.

De la oscuridad vengo yo.
Marchaba sola por oscuras callejas
cuando de pronto se abalanzó una luz, despedazando con sus garras
la blanda negrura,
el leopardo a la cierva,
y una puerta abierta del todo escupió una espantosa algarabía,
un griterío salvaje, un aullido animal.
Unos borrachos se revolcaron...
Todo esto lo sacudí del borde de mis ropas por el camino.

Y atravesé el mercado desierto.
Las hojas nadaban en los charcos, que reflejaban la luna.
Perros flacos, ansiosos, olisqueaban desperdicios sobre las piedras.
Pisoteadas, se podrían las frutas,
y un viejo cubierto de harapos seguía torturando su pobre
instrumento de cuerda.
Cantaba en voz baja un desafinado lamento,
sin ser oído.
Y aquellas frutas que en otro tiempo maduraron al sol, con el rocío,
aún soñaban con el perfume y la dicha de la amorosa flor,
pero el mendigo quejumbroso
hacía tiempo que lo había olvidado y no conocía ya
más que el hambre y la sed.

Ante el palacio del poderoso me detuve en silencio,
y cuando pisé el escalón más bajo,
el porfirio rojo carne estalló, partiéndose bajo mi suela.
Me volví
y miré hacia arriba, hacia la ventana vacía, la tardía vela del pensador,
que meditaba, meditaba, y jamás se libró de su pregunta,
y hacia la lamparilla velada del enfermo que, por supuesto, no estudió
la forma en la que habría de morir.
Bajo los arcos del puente
dos esqueletos horribles se pegaban por el oro.
Yo alcé mi pobreza como un escudo gris ante mi rostro
y seguí mi camino sin ser molestada.

A lo lejos el río habla con sus orillas.

Ahora tropiezo al subir por el sendero de piedra, recalcitrante.
Los guijarros, los matorrales de espinas hieren las manos
que tantean a ciegas:
espera una gruta,
que en la más profunda hendidura alberga al cuervo verde metálico,
el que no tiene nombre.
Entraré ahí,
me acurrucaré bajo la sombra de sus grandes alas y descansaré.
Amodorrada escucharé cómo crece la muda voz de mi hijo
y dormiré, con la frente inclinada hacia el este,
hasta la salida del sol.

De su libro Mundos, Traducido por Berta Vías Mahou, Acantilado, España, 2005, 1º Edición de 1947.


Grandes Obras de

EToro de Barro
Carlos Morales, "Coexistencia (Antología de poesía israelí –árabe y hebrea– contemporánea”, Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Carlos Morales, "Coexistencia (Antología de poesía israelí –árabe y hebrea– contemporánea”
Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.
Tarancón de Cuenca, 2002.
PVP 10 euros.
Carlos Morales, "Coexistencia (Antología de poesía israelí –árabe y hebrea– contemporánea”, Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed.







miércoles, 6 de febrero de 2019

«La Recherche», de MIklós Radnóti

(En preparación, por Carlos Morales)


Miklós Radnoti
(1909- 1944)
La Recherche
Versión de Carlos Morales y Jaime Vándor.


(Lager Heidenau, montañas de Zagubica , 17 de agosto de 1944) 


Recuerda también las viejas y suaves tardes
Y sus brillantes mesas coronadas por los poetas y sus jóvenes esposas.
¿Dónde queda el barro del recuerdo en que te deslizas, dónde está la noche en la que los exuberantes amigos bebían alegremente el vino natal
que brillaba en sus ojos bellísimos?.

Los versos nadaban alrededor del resplandor de las lámparas.
Y los adjetivos verdes y brillantes se balanceaban sobre la cresta espumosa de su música, y los muertos estaban vivos, y los prisioneros en sus casas, los poemas de los viejos amigos cuyos corazones se perdieron bajo la tierra en España, Flandes y Ucrania.

Algunos se lanzaron hacia el frente, apretando sus dientes contra el fuego, y lucharon porque nada pudieron hacer para evitarlo,
mientras dormía la alarma de un mundo adormecido y sucio,
Bajo la cubierta de la noche, recordando los viejos hogares del pasado,
sus cuevas e islas tranquilas, alejadas de este tiempo.
 Algunos de ellos viajaron indefensos en vagones sellados de ganado a lugares donde se quedaron aturdidos y rígidos, esperando desarmados en los helados campos de minas, otros marcharon voluntariamente y silenciosos con un arma en la mano al lugar que escogieron, donde estaba su lucha y ahora el ángel de la libertad guarda sus sueños en la noche.
Algunos, no importa ya. ¿De dónde vienen los vinos sabios?
Llegaron los invasores y se multiplicaron. Y se multiplicaron las arrugas alrededor de las sonrisas de sus labios y de sus ojos de las mujeres. Y se cansaron de las hadas las muchachas en medio del silencio de la guerra.

Dónde está la noche, la taberna, los tres, debajo de esta mesa.
Y quienes viven aún, dónde están cayendo ahora los que combaten.
Mi corazón oye sus voces, mis manos se anudan a sus manos,
su valor y sus torsos se despliegan ante mi
-prisionero silencioso- en las terribles montañas de Serbia.

Dónde está la noche. Esa noche ya nunca volverá.
La Muerte lo mira todo desde otra perspectiva.
Todavía se sientan a la mesa, se esconden en la sonrisa de las mujeres.
 Y volverán a beber de nuevo en nuestras copas, los amigos aún sin sepultar en los bosques remotos, dormidos ya en pastos extraños…


Grandes Obras de
EToro de Barro
Amela Einat, LA CICATRIZ DEL HUMO, Biblioteca del Holocausto, Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed., Tarancón de Cuenca, España, 2004.
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz viajaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista



  











lunes, 4 de febrero de 2019

«El jardín», de Franta Bass

Franta Bass (1931-1944)

(En preparación, por Carlos Morales)
 Franta Bass
(nació en Brno,  el 4 de septiembre de 1931)
El jardín
Versión de Carlos Morales



 El Jardín es pequeño
y fragrante y está lleno de rosas.
Un niño camina
por una senda estrecha.
Un niño dulce y pequeño
que crece como una flor.
Cuando la flor madure
El niño ya no estará aquí.

Grandes Obras de
El Toro de Barro
Amela Einat, LA CICATRIZ DEL HUMO, Biblioteca del Holocausto, Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed., Tarancón de Cuenca, España, 2004.
PVP: 10 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
En un dramático–y real– camino de retorno, algunos de los 130 niños que sobrevivieron a Auschwitz viajaron de nuevo al escenario de aquel apocalipsis con un grupo de estudiantes israelíes de secundaria, en el que se encontraban sus hijas. El encontronazo de dos generaciones distintas con aquella memoria de dolor provocó una gigantesca catarsis individual y colectiva, cuya historia fue narrada por la psicóloga infantil Amela Einat en La cicatriz del humo, Esta novela coral pone de manifiesto las diversas formas de experimentar la presencia real de aquella tragedia en todas las generaciones del Israel contemporáneo, de cuyas patologías Amela Einat es una reputada e innovadora especialista